CARLOS GARDEL - "El bronce que sonríe"

Cierto día dijo Gardel : “Nací en Buenos Aires, Argentina, a los 2 años y medio”, en clara alusión a su llegada al país, el 11 de marzo de 1893 a bordo del vapor “Dom Pedro”. Provenía de Tolouse – Francia, ciudad en la que había nacido el 11 de diciembre de 1890, cuna de trovadores, músicos, artistas y compositores famosos, situada en el “Midi-Pyrénneés” francés. ¿ Quien podía pensar entonces que la voz de ese niño, llegaría con el tiempo a constituirse “en patrimonio de la humanidad”?

viernes, 4 de septiembre de 2009

EL INEFABLE SEÑOR BAYARDO


Dice el prestigioso arquitecto: “Gardel no utilizó documentación francesa para regularizar su situación, simplemente porque no era Charles Romuald Gardes, de Toulouse. La historia del desertor fue urdida para desvalorizar el 1º documento válido de Gardel, sacado en 1920, ya que hasta entonces había sido un indocumentado”

Craso error del mencionado profesional; Gardel tuvo documentación concedida por la Policía de la Provincia de Buenos Aires.

No se registró en el Consulado francés cuando debió hacerlo, pues como tantos otros “porteños”, decidió no hacer el Servicio Militar, ni allá, ni acá.

Finalmente, el señor “B” del Dream Team, se equivoca nuevamente cuando dice el “primer documento válido de Gardel, sacado en 1920”. Este documento no fue nunca válido y SÍ falso en su contenido.
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Solamente consistió en un acto de favor (lo dejo ahí) y que Carlos utilizó antes que perdiera su vigencia de un año, para sacar la Cedula de Identidad Nro.383.017 , del 4 de noviembre de 1920. ¡ Nada lerdo nuestro Zorzal !

Gardel jamás revalidó su pretendida nacionalidad oriental, ni intentó hacerlo. Al contrario, muy prontamente para evitar “ruidos molestos”, se nacionalizó – en el año 1923 – argentino y luego ratificó su plena identidad en su Testamento ológrafo, documento que SÍ fue tenido por válido tanto por la justicia argentina, como la uruguaya y sobre el cual no pesa ninguna impugnación.

Los seguidores del Dream Team, pueden continuar refrotando mentiras que ya a nadie interesan.

José Pedro Aresi
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