CARLOS GARDEL - "El bronce que sonríe"

Cierto día dijo Gardel : “Nací en Buenos Aires, Argentina, a los 2 años y medio”, en clara alusión a su llegada al país, el 11 de marzo de 1893 a bordo del vapor “Dom Pedro”. Provenía de Tolouse – Francia, ciudad en la que había nacido el 11 de diciembre de 1890, cuna de trovadores, músicos, artistas y compositores famosos, situada en el “Midi-Pyrénneés” francés. ¿ Quien podía pensar entonces que la voz de ese niño, llegaría con el tiempo a constituirse “en patrimonio de la humanidad”?

lunes, 6 de diciembre de 2010

GARDES Y GARDEL


A nadie puede extrañar que los hoy desahuciados hijos del “Trío de la Mentira”, Avlis, Bayardo y Pausée (El Gran Insultador), hayan llamado a un pseudo defensor (¿No se de qué?) para reanudar la "plática" de sus falsos dichos sobre la aventura tacuaremboérense.

Así, el mencionado personaje argumenta en base a seis protocolos, a saber:

Un “Registro de Ciudadanía en el Consulado del Uruguay”, que no es tal, pues jamás fue revalidado a su vencimiento y su contenido literario y judicial, está viciado de nulidad, situación puesta de manifiesto al jamás haberse intentado renovarlo como era obligación a un año de emitido.

Otros cuatro documentos, son una mera consecuencia del ¿Porqué? se utilizó el fraude del pretendido certificado consular. Es preciso resaltar, para mejor humillar al referido personaje, que tan pronto Carlos obtuvo “el favor” comentado, corrió a obtener su Cédula de Identidad y a nacionalizarse argentino. ¿Estando a horas de Montevideo, porqué no concurrió a la sede gubernamental uruguaya, tal cual correspondía, para reafirmar su fe uruguaya?


Esto, definitivamente, es una prueba del ardid bien utilizado por Carlos Gardel, ya que de alguna manera necesitaba hacerse de documentación para viajar. Además, en la concebida Libreta de Enrolamiento, declara que su madre es Berta/Berthe Gardel, contradiciendo abiertamente lo manifestado ante el consulado uruguayo, por lo cual el primer documento pierde ya toda confiabilidad; en tanto que además nuestro Zorzal reconoce así oficialmente - mucho antes de escribir su testamento - que su madre se llama Berthe Gardel, apellido que todos sabemos no es tal, sino Gardes y en consecuencia no puede dudarse de él, que GARDES es su verdadero apellido.

Obtenido el pasaporte argentino (jamás tuvo uno uruguayo), la misión estaba cumplida y de ahí en más pudo viajar sin poblemas.

Lo de la “Cédula de Identidad Venezolana”, ya no suena a ridículo, sino a impertinente, cuando comprobamos que esa cédula repite textualmente lo dicho en el pasaporte y nos preguntamos ¿Qué otra cosa podía haber hecho un Cónsul venezolano en esa situación?. Una autoridad diplomática que sin investigar y basado en un documento pre-existente, expide - como simple rutina - un documento policial.

Lo que el citado “defensor” no menciona y finge ignorar – para poder así seguir perturbando - es que paradójicamente, la verdad sobre la identidad de nuestro Morocho del Abasto, se define luego de su fallecimiento el 24 de junio de 1935. Diversas decisiones privativas de él, hicieron que existiera, con anterioridad, una dualidad que no reflejaba – ni por lejos – la realidad.

En efecto, el testamento ológrafo del 7 de noviembre de 1933, escrito y firmado de puño y letra por Carlos Gardel, más el acta de nacimiento en Toulouse – Francia de Charles Romuald Gardes, el 11 de diciembre de 1890, son los principales documentos probatorios de la identidad de nuestro Zorzal.

Los fallos promulgados por los jueces, Horacio Dobranich (argentino) y Francisco Jurdi Abella, (uruguayo) que afirman que Carlos Gardel y Charles R. Gardes son una misma y única persona, cuya madre es Marie Berthe Gardes, han determinado definitivamente la identidad de nuestro Zorzal. Estos fallos, posteriormente fueron avaladas por la jueza Dra. Fabiana Haydée Schafrik, en abril del 2004. Es por ello que cualquier otra cosa que se diga, constituye un conglomerado de falacias , que no deben ni pueden ser atendidos por la razón y la justicia. Las sentencias judiciales antes mencionadas, configuran indubitables DOCUMENTOS PÚBLICOS y se oponen cronológicamente a toda manifestación anterior, marcando a fuego, la indudable y reconocida verdadera identidad legal del Morocho del Abasto.

José Pedro Aresi
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